martes, 19 de enero de 2016

DE LAS PROFUNDIDADES AL CIELO

 
 
I

El río caudaloso

transcurría como aturdido

hacia su destino.

Una rama se dejaba arrastrar

por aguas impetuosas

Incapaz de rebelarse.

Me miré en su fondo oscuro.

Sus entrañas se abrieron

y me mostraron lo oculto.

El mundo se estremeció.

Un vahído se apoderó de mí

más allá de mis sentidos,

y me di cuenta que no había

ni río ni agua ni rama

ni yo.

2

El trinar de los pájaros era turbio

como el agua sucia de las charcas

cubiertos de hojas rotas y secas

que llegan a su centro a perecer.

El cielo enlutado pintaba

desaliento en tu abatido rostro.

Tu alma afligida

caminaba con los ojos vendados

como perdida en su destino.

En esa cruel negrura,

un  rayo hirió la mañana

y de pronto se abrieron 

las alas de un arco iris.