Dice una copla popular:
“qué grande es mi sufrir,
que yo no tengo una pena
la pena me tiene a mí”
Sombra que tortura
hasta las entrañas.
Llega sin pedir permiso
como neblina en los ojos
como lluvia sin paraguas,
Se apodera de tu espíritu,
de tus sentimientos,
de tus latidos,
y te arrastra
hasta un callejón oscuro.
Solo el tic tac del tiempo
aliviará esas amargas lágrimas
el verdor de la esperanza.