Era rubio como el pan recién hecho.
Tenía los ojos celestes
como el agua del mar
en los días nítidos.
Lo miraba todo extasiado.
Era su primera Navidad.
Apenas hacía diez meses
se paseaba por la antesala
de la vida.
La luces, encadenas,
eran collares luminiscentes:
¡amarillas, rojas, verdes, azules!
que cegando brillaban.
Algunas parecían perderse
en el firmamento.
Otras, hacían guiños imparables
queriendo cautivar todas las retinas.
En los árboles se enroscaban,
cómo escaleras de caracol,
un sin fin de bombillitas.
Los escaparates irradiaban alegría.
Las bolas multicolores
y las serpentinas llamativas
invitaban a pararse.
Un derroche de luz que hacía temblar
de envidia al Astro rey.
El bebé, sonriendo en su inocencia,
no sabía que cada Navidad
se obraba el milagro
de que la energía
se hiciera poesía de luz.
(Primer premio del certamen de poesía
"ILUMINATE" - organizado por el Grupo
de Empresa Sevillana-Endesa en colaboración
con Noches del Baratillo - en 2009)
Pero los trabajadores y jubilados de Endesa
siguen con esperanza llorando este 2019