Ha
rugido Belcebú
y soltó de nuevo a Agosto.
Ni
por las mañanas,
noches
o madrugadas,
sientes ninguna
brisa en tu faz.
Anuncia los días sucesivos.
En Agosto se queda esta ciudad
sola,
aletargada, como sin vida.
Comercios
cerrados, calles sin gente.
Deseamos
huir unos días
a
la orilla de cualquier playa
de aguas pacíficas y claras
igual que palomas que vuelan,
viendo barquitas en la lejanía.
Paseos descalzos
por la orilla de esas aguas.
Días
azules, no muchos,
porque
la vida ladrona
se
lleva hasta los sueños,
y
hace que tus costumbres
y
la tranquilidad hogareña
sean de nuevo tus dueños.
Otro
agosto más sin frío
ni
nada en el rostro.