Llegué a ese punto
donde se coleccionan médicos
como otros sellos.
Son diversos,
variopintos.
Con la paleta de un pintor
bueno o malo,
con estas pinceladas.
Uno es muy saleroso,
sin necesidad de sal.
Una joven dispuesta,
que aún no ha perdido su agrado.
Otro serio, distante,
subido en su pedestal.
Se lo merece,
pero puede caerse.
El tiempo imparable
lo va a empujar.
Otra toda seriedad
pero muy notoria.
Algunos no me gustaron
los dejé por el camino.
Los que me importan
me duren ya poco o mucho,
mi agradecimiento
siempre les acompañará
como sombra bienhallada.
Estas son mis citas actuales.
Ya no hay manos cogidas
ni miradas traviesas
ni besos furtivos o legales.
Hay ciencia y medicina.
Es la hora,
nadie escapa,
a menos que hayan tirado
los guantes antes de
tiempo.
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