La intranquilidad es mi guía
y el miedo mi dueño.
Esos pajarracos
que se han hecho
con el poder mundial,
no solo dan miedo, dan terror,
ese que sube y te asfixia.
Lo notas más intenso
cuando miras al mundo
y parece no importarle.
Cuando con todo su poderío
nos ahoguen, despertarán
pero ya será tarde.
Es el momento,
de no seguir encogiéndose
de hombros. Que no paren
los hombres de bien,
y mucho menos las mujeres.
Las grandes perdedoras
siempre por oscuro deseo
de no me explico qué.
¡Hay que batallar!