Murió sin anunciarlo.
La caja no pesaba
como si estuviera llena de
aire.
La lluvia calaba hasta el
tuétano.
Nadie se movía.
Las campanas tañían despacio
como si les costase trabajo.
Las luces lejanas
hacían guiños para
nadie.
La escalera sin final
parecía llegar al Pórtico de
la Gloria.
Mañana volveremos…
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