
No es halcón ni gaviota.
Es espiral que se adueña de la mía,
que me roba el aliento,
que me cautiva y me lleva por celestes vergeles
adentrándome en lo prohibido.
Me rasga el alma,
me la roba y la anuda a la tuya,
la subyuga y me deja conmovida y rota.
Tu mirada me enternece,
me seduce, me enamora,
y no puedo apartarla
porque es mi oscuro deseo.