domingo, 8 de julio de 2018

REMANSO DE MIS RETINAS


 

 
 

El  cielo a pleno día

vestía el luto de la noche.

Las nubes desgarradas,

holocausto de la alegría,

tejían un laberinto

de negros augurios.
 
Ráfagas tétricas se convertían

en tambores invisibles,

en tracas de  artificio.

Al instante, un aguacero lacrimoso

para el que no había pañuelos,

empapaba todas las sequedades.
 
Al volver la cabeza,

tu paraguas azul y blanco

invitándome a un cobijo inesperado,

me anunció que el firmamento

se abriría a la calma y a la luz.

Y una franja de vivos colores

alumbró de pronto el horizonte.




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