Te vi de lejos
y la acera se encogió de pronto.
Deseé gigantes
como escudos humanos
que tapasen mi angustia.
El abismo se abría,
sin tragarme.
De pronto…una esquina.
mi salvación.
No es más hondo el poeta en su oscuro subsuelo encerrado. Su canto asciende cuando abierto en el aire, ya es de todos.