domingo, 14 de julio de 2019

CASI SIN DARME CUENTA





Las sábanas revueltas

y las mantas aún calientes,

se despegan de mi piel

y me obligan a ordenar la cama

casi sin darme cuenta.

Los cacharros, dueños de la cocina,

los meto de uno en uno

evitando que se rebelen,

al fondo del lavavajillas

casi sin darme cuenta.

El polvo de los muebles

se va desvaneciendo

como si fuese un milagro,

en mi bayeta rosa,

casi sin darme cuenta.

Es la hora de vestirme,

¿Qué ropa escojo?

y apenas sin tocarla,

ella me escoge a mí

casi sin darme cuenta.

La rutina del camino

al trabajo de siempre,

con un tic tac sin reloj

lo recorro sin verlo,

casi sin darme cuenta.

Los grises nubarrones 

barrieron toda la claridad

dejándome una vida

más negra que blanca,

casi sin darme cuenta

y mi mente con mi corazón

por sendas nostálgicas

donde la tristeza crece

y anhelo la alegría,

casi sin darme cuenta.

1 comentario:

  1. Rutina de vida y un fondo de pena me transmite este poema.

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