No hay abrigo que caliente
todo el frío de mi vida.
Tu desdén me duele
hasta en los huesos.
Todos los días te espero
cómo novia ante el altar.
Todas las noches te lloro
por no poderte alcanzar.
Ha salido el Sol
y ha tapado mis nubes.
La anciana contaba escondida,
las lágrimas y gozos de su vida.
Qué bonito! Duele recordar!
ResponderEliminar