Suena
el despertador,
me
desperezo y ya estás ahí.
Eres
mi primer pensamiento,
te
has metido en mi mente
y
en mi espíritu.
Voy
y vengo,
hago
mil cosas,
trato
de recrearme en todo
y
apagar mis pensamientos.
Al
regresar, cuando la penumbra
se
desliza hacia la noche
me
abandono ante la televisión
o
me pierdo por las páginas de un libro.
En
cuanto me acuesto,
de
nuevo estás en mi espacio.
Deseo
tus abrazos,
tus
dulces palabras,
tu
amor solo imaginado.
Y
te conviertes sin permiso,
en
mi último pensamiento del día.
Qué bonito sentimiento de amor y es así, cuando llega te impregna toda la piel. Gracias por transmitirlo tan bien.
ResponderEliminarQué bonito, M. Carmen.
ResponderEliminar