viernes, 18 de septiembre de 2020

DESENGAÑOS EVAPORADOS.

 






Hace tanto que no estás, 

que no eres ni sombra difusa.

¡Qué tiempos! Me parecías un dios.

Alto como un roble,

guapo como bello cuadro,

serio sin seriedad austera

y honesto como hombre de bien.

Si los vientos se beben,

yo me los tragué todos por ti.

 

Cuando excavé un poco,

el oro no era ni un dorado.

Pura fachada que por dentro

se convertía en negro carbón.

Desengaños que duelen.

El tiempo me hizo ver

que no mereciste mi amor

ni  tampoco mi sufrimiento.

Ahora no eres nada.

Como un barco en la lejanía,

has desaparecido.

 

 

3 comentarios:

  1. ¿Para cuando en tu premura, querido lector/a un comentario, aunque sea pequeño?

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  2. No se puede decir tan claro con tan bonitas palabras.

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