Las
bolas irán saliendo
con
sus números y sus premios,
como
si estuviesen vivas.
Parecen
hechas por un orfebre,
es
la ilusión que ve quimeras.
Los
22 de Diciembre,
las
vocecitas de los púberes
resuenan como eco
por
todos los rincones
de
la Sala, los hogares, los edificios.
Un
niño pone la mano sobre el alambre,
un
expectante silencio
da
paso o a una algarabía
de
risas y palmas.
Felicidad
para quién lleve ese número
guardado
cerca del corazón.
¡Hace
tanta falta el dinero!
Los
flashes de la prensa
ponen multicolor el momento.
Hoy
es 2020.
Este
año habrá bolas, habrá premios,
lo
que no habrá
serán
aplausos ni flashes.
Todo
serio,
alegría
encerrada
en
algunos décimos
machacarán
un poco
el
color negro del año.
Cuando
la diosa fortuna
nos
daba la espalda a casi todos,
quedaba
la “pedrea”, sin piedras,
o
siquiera el reintegro.
Con
los décimos en las manos
y
el desencanto en el alma,
nos
refugiábamos en esa cita:
Habiendo
salud…
Este
año estas palabras
cobran
más importancia
que
el propio ”Gordo”.
Sí,
que Dios reparta SUERTE.