(Alguien me dijo un día, que mis
poemas resumían pozos de tristeza.
Cuando el almanaque
tiene ya muchas hojas,
que no han sido pródigas en lo bueno
¿Cómo no vas a guardar tristeza
en cada una de las tiras de tu piel?)
Qué fácil caer en un pozo
negro.
¡Hay tantos!
El pozo negro del miedo.
Miedo a la incertidumbre,
a la quietud de la noche
que se asemeja a la nada.
Miedo a enfermar, a morir
con pandemias
que nadie sabe
de dónde salieron,
y solo vemos su guadaña.
Miedo a gobernantes
que dicen cifras
pero no las sienten.
Hasta el pozo del amor
puede ser negro,
cuando te enamoras de quién
subido en una nube,
no puedes alcanzar.
Existe un pozo que no es negro,
el pozo de la alegría.
Pero tiene la tapa tan pegada
que cuesta despegarla.
A veces tienes esa suerte,
solo a veces.
Como siempre, explicas con maestría lo que es la vida. Los sentimientos, penas, alegrías, decepciones, que todos experimentamos a lo largo de las distintas etapas. Pero, a pesar de todo, como bien dices, merece la pena vivirla.
ResponderEliminarComo siempre muy acertada en tus palabras. Son tiempos difíciles que nos están poniendo a prueba, pero yo quiero agarrarme a algo, aunque sea una brizna de esperanza, de que ésto acabará y volveremos a apreciar las cosas buenas que tiene la vida. Una abrazo Maribel.
ResponderEliminarAhora estamos engullidos en ese pozo que nos cuesta salir, pero hay otro de la esperanza de la lucha y debemos arañar esas paredes para salir a flote. Un beso.
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