El Sol, nacimiento del día,
sorprende a la noche.
Te levantas a recibir
lo que quiera traerte.
Van pasando los minutos,
las horas,
y al mediodía, en el zénit,
calienta.
Lo calienta todo:
nuestras dudas,
nuestras penas,
nuestras alegrías.
Llega la tarde
y con ella, el crepúsculo.
El Sol se dispone a dormir
mientras caminas cansado
de regreso a tu hogar.
En tu casa la familia alborota,
o es el silencio quién te
recibe.
Al fin, el sueño te vence
pensando en lo que el Sol
o las nubes te traerán mañana.
Hago lo mismo
y me envuelvo en la burbuja
de mi eterna espera.
Me encanta cómo describes el paso de los días.
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