Desde mi ventana veo la vida.
Al frutero, que apenas
dobla la noche, coloca la fruta.
Delante, como soldados de gala,
las más bonitas.
A las madres con sus niños
uniformados, oliendo a colegio.
Veo a los repartidores
que les faltan manos
para descargarlo todo.
O a una señora cuyos huesos
ya no la aguantan.
Miro los autobuses
llenos de caras con aburrimiento.
Y a gente que, al tirar sus colillas,
enriquecen a ambiciosos
y alegran a las funerarias.
Desde mi ventana veo la vida.
Me paro a divagar si la vivo
con mis deseos y recuerdos.
o solo paseo por ella.
Eterna duda, doliente,
porque la vida me puede.
El mundo no deja de girar rápido, es como esa ventana que deja pasar la vida. Precioso poema. Un abrazo
ResponderEliminarNo dejas de sorprenderme. Precioso y hondo poema.
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