En la escuela aprendí a leer.
En la vida, aprendí a vivir.
Lo primero me abrió
un mundo nuevo al intelecto.
Con lo segundo aprendí
a caer y a levantarme.
Hubo gente a mi alrededor.
Quién debió quererme, no lo hizo,
otros sin más, colmaron mis días.
A veces te toca
una lotería sin dinero,
y otra, pierdes hasta la camisa.
He gozado mucho leyendo,
y la vida me ha dado sorpresas
gratas y golpes inesperados.
Es el karma,
el yin y el yang,
el cielo y el infierno.
Mis días y sus secuelas.
Qué verdad. La vida te zarandea igual.
ResponderEliminarEs la vida misma, hermana
ResponderEliminarCuando se ha vivido ya bastantes años, se da una cuenta de que, en realida esa es la vida.
ResponderEliminarQue bonito como describes el vivir!
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