¿Me desespero o no me desespero?
Sé que sirve menos que un pañuelo
de papel, arrugado.
Pero mis neuronas se rebelan.
pues año tras año compruebo
sin acertijos, que si pienso mal,
atino más que un buen vidente.
No puedo hablar de desengaño,
nací en el sur,
muchas playas de arenas blancas,
mucho sol y agua azul,
gente jaranera y salerosa
¿Talento? ni el justito.
Pues no solo en el sur
tremendos yerros.
Cada cuatro años
desde que el dictador duro y facha,
tuvo la buena idea de irse al otro mundo,
existe angustia permanente
por los ladrones de bienestar.
Pocas veces, este país
ha sido consecuente,
no con sus creencias
que solo estorban,
sino con la inteligencia
para quienes les otorgan
conveniencias y adelantos,
Y otra vez arrugo el pañuelo
para no desesperarme.