Los magos de batas blancas
hacen maravillas con el bisturí,
cortan, empalman, cosen,
como obra de artesanía.
No es gratis.
Se paga con dolor,
con encierro.
Toda pasa lento, muy lento,
bajo el manto verde
de la esperanza que te cubre.
Tenemos un consuelo, el peso
del interés de los que te quieren.
Sus llamadas, sus mensajes
te suenan a clarinetes.
A veces, de esa balanza
se descuelga alguien
que te hizo brillar
tus expectativas
con encaje de bolillos.
Pero si llega el momento,
no se acuerda
ni del santo de tu nombre.
Es igual, si aúnas muchos lustros,
aprendiste a vivir con engaños,
desengaños y alguna vez
la visita de tus reyes magos.
El tiempo y la existencia
seguirán su curso,
como los ríos al mar.
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