Ha vuelto mi demonio.
Cierto, aunque no
me lo acabe de creer.
Rodeado para mi miedo,
de muchos diablos,
algunas más allá del océano.
Ahora se sumarán más ricos
y su fortuna crecerá
mientras baja el nivel del mar,
que ellos ensucian,
y anulan presupuestos
para dejar el aire y aguas
tranquilas y limpias.
Los pobres más decadentes.
Y lo han votado
sin oír los quejidos
de sus bolsillos
que luego temblarán.
Y tantas mujeres necias,
estropeando todos
nuestros luchados avances,
que nos lo quieren quitar
porque saben la valía de muchas
por encima de las nubes
al menos cuatro años
sin poder hacer nada,
solo rogando a lo Supremo,
aflore. Pero a veces
son fuerte los fogonazos
de los demonios que veo.
El corazón se doblará
en la espera que pasen más
de mil cuatrocientos días.
Negro, muy oscuro lo veo
¡Arco-iris, ilumina!
Que tristeza, inquietud e impotencia se trasluce.
ResponderEliminarDespués de la tragedia de la Dana. Así me quedé cuando me enteré. Malos augurios nos esperan.
ResponderEliminarLloro contigo
ResponderEliminarEsperemos que los intereses de otros dobleguen algo sus estupidad orepotencias
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