Ha llegado la canícula
Llamó a la puerta,
no se la abrimos,
con su poder
la ha traspasado.
El sol, amigo,
ya no lo es tanto.
El cielo tan azul,
molesta como sombrero
mal colocado.
Las calles resecas
son preludio de los infiernos.
Los agoreros sin serlo,
nos anuncian que cada
brevedad de tiempo, será peor.
Quienes pueden remediarlo,
charlan, ríen, toman copas
pero no lo evitan,
Razones de la sinrazón.
Ha llegado la canícula,
abrazándonos sin abrazos,
mortífera en cuerpo y venas.