En la noche los problemas
son monstruos amenazantes.
Cada ruido es música agorera.
Los distingues y cada
uno te dice algo.
Las sirenas de las ambulancias,
accidentes, dolor,
lucha contra el final.
Las de la policía,
trifulcas, angustia, auxilio.
Las de los bomberos
tienen el sabor del hollín.
Circulan pocos coches
que anuncian a personas
que no duermen en sus camas,
que deben tener
los ojos bien abiertos.
Algunos vienen de lugares
de diversión a veces no recíproca.
Cada ruido te asusta,
te desvela y temes
que el dolor de otros,
te roce a ti también de cerca.
No es buena la noche,
sí necesario el descanso
sobre almohadas níveas.
Mejor taparse la cabeza
y dejarse llevar
por la compañía
de buenos sueños.
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