haciéndolas brillar como cristales.
Las gotas al caer entre las luces
parecían estrellitas
que al chocar contra el suelo
se deshacían
con cintas de vivos colores,
soñaban regalos de fiestas.
El aire trajo un villancico:
“Hace tiempo Dios nació,
y un pesebre lo acogió.
Tres reyes que eran de Oriente,
le trajeron sus presentes.
Cantemos la Navidad,
Cantemos la Epifanía”.
La lluvia no me calaba,
la ilusión del momento me protegía
como un vivo impermeable .
El olor a tierra húmeda,
las luces, la música
y la ilusión que bailaba
en las pupilas de los más pequeños,
me gritaban sin voz
que otra vez era Navidad,
y mi alma de nuevo se hizo niña.
Precioso y entrañable.
ResponderEliminarPrecioso!!!
ResponderEliminarEs precioso y tus hijas muy lindas
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