Me desperté sin horario.
me daba igual, era domingo
Me esperaba sobre la silla
un preciosos vestido.
Mi sueño de ese día.
Tenía toda la vida,
elixir que se escurre entre los dedos,
¡parecía tanto…
era tan poco!
Los años se me escaparon
igual que carrera sin freno.
Otro domingo amanece,
ya no hay vestido nuevo
recostado en la silla.
Solo persiste el sueño de tenerlo otra vez,
las ilusiones vuelan como el humo,
las deseamos cual maná del cielo
y las necesitamos.
Pero los años no vuelven,
habrá que reinventarlos.
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