
Cerré los ojos, apretándolos
para que el agua salada
que trataba de escapar por
ellos
no corriese por mis mejillas.
ardía en mis manos.
Tus palabras anunciándome
que todo se había terminado
latían en mis oídos.
Vanas mis caricias, me dijiste
sin sabor mis labios
,
ya no emocionaba a tu corazón,
todo había fenecido.
Mis brazos cayeron inertes
y el auricular con ellos
y le di libertad a mis
lágrimas.
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