La hoja en blanco suspiraba.
viendo a su querido lápiz
saltar de hoja en hoja
como de flor en flor.
Para él ninguna era especial,
Para ella, él lo era todo.
Ahora podía morir su sueño.
Llegaba una extraña
que lo borraba todo,
sin dejar rastro de nada.
El lápiz travieso
se cansaría de que lo anulasen
e Iría desapareciendo
dentro del pozo de nunca jamás.
Y ella, perdida,
lloraría su ausencia.
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