
Me rondan árboles enormes,
me subyugan sin dejarme
salir de sus entrañas.
Busco una fórmula mágica
que rompa ese cerco
sin quererla encontrar.
Tropiezo, caigo, lloro
entre sonrisas amargas.
y sigo viendo árboles
gigantes
como en los cuentos
infantiles
Es mi cárcel.
Pero no puedo evitar que
entre sus copas
entren algunos rayos de
sol,
esperanza que sin
desearla
conquiste mi libertad.
Bonito poema. Siempre se añora la libertad
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