
Mis labios sonreían
sin saber por qué.
Era como siempre,
el trabajo aburría,
el jefe abrumaba.
Me resbalaban los problemas.
Mi mente estaba viva.
Recordaba el día de ayer,
cuando nuestras miradas
se cruzaron.
La luz se hizo potente,
Las flores florecieron más
¿Nada había cambiado?
todo lo había hecho,
y mis labios sonreían.
Precioso
ResponderEliminarQué intenso poema. Me encanta!
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