Todos
los días lo mismo
y
el espejo su más fiero aliado.
Ese
vestido vaporoso y floreado
ya
no te pega.
No
te rías así,
no
hables tanto,
ya
no te pega.
Camina
con dignidad
no
mires a ningún hombre,
ya
no te pega
No
disimules las canas,
el
tinte apenas dura,
ya no te pega.
Cuida
solo de tus nietos
alegría
permitida,
otra
ya
no te pega.
Me han enterrado
sin estar muerta.
Mi
corazón se rebela,
está
algo cansado
mas
late con esperanza,
y
de noche,
sueña
mil malabares
con
el arco-iris de mi mente
creando
utopías contigo,
aunque
ya no me pegue
ni me vaya.
Bonito poema de melancolía, pero la mente siempre libre.
ResponderEliminarQue bonito!!! Me ha encantado.
ResponderEliminarEstupendo poema. Me gusta mucho
ResponderEliminarQué bonito y qué esperanzador
ResponderEliminar