Algunas
mañanas,
antes
que el Sol brille,
la veo
venir cogida al cochecito
de su
pequeña hermana.
Es tan
chiquita, que sus años
se
cuentan todavía
con los
dedos de una mano.
Su
impoluto uniforme,
la
seriedad de la soñolencia
que aún
no la ha abandonado,
un
pasito tras otro
hasta
la puerta de mi feudo,
donde
la espero para llevarla,
cuando
el Sol ya caliente
hasta
su colegio.
Santuario
de lo más santo,
la
enseñanza y el conocimiento.
Antes
nos esperan
unos
traviesos churritos
endulzados
para alegrar
la mañana
que amaneció
tan temprano.
Imágenes
cotidianas
repletas de intenso sentimiento
hasta la tarde,vispera
de otro día de colegio..
Que bonito y tierno!
ResponderEliminarPrecioso sentimiento.
ResponderEliminarMuy tierno. Describes muy bien lo que muchas sentimos. Estupendo como siempre. Un abrazo Maribel
ResponderEliminarQué bien descrito,como siempre. Se intuye la alegría que encierran estas vivencias tan entrañables que tenemos y hemos tenido la suerte de experimentar.Gracias por decirlo así de bonito.
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