Nadie
los quiere,
son
niños del hambre,
de
las guerras de intereses.
De
los poderosos
que
ven terrible el aborto
y
defienden al no nacido,
pero
en cuanto les da el sol,
se
olvidan de sus estómagos,
de
su talento por pulir,
de
su sangre en las venas.
Estorban,
nadie los ampara,
solo
valen para llenar
arcas
de riquezas,
y
para someter a las mujeres
al
volverse cruz de sus úteros.
Mundo
hipócrita
que
en su juego obsceno,
esclaviza
en todos los sentidos.
Hay
que luchar. Con una mano
por
la luz de la esperanza,
y con la otra, para que este mundo
sea el lugar de los lugares
¡Cerremos de una vez
la puerta a la hipocresía!
Que triste y que duro. No hay una forma mejor de decirlo. Expones el problema tal cual es, y lo terrible es que a nadie parece importarle y ponerle arreglo. Un saludo. Maribel
ResponderEliminarMe ha emocionado muchísimo. Se me ha puesto la carne de gallina. Que sensibilidad y grito profundo de denuncia de la injusticia. Mi enhorabuena por la capacidad de transmitir. Un abrazo.
ResponderEliminarTerrible simplemente, terrible. Y lo peor es que parece no tener arreglo. Como siempre, das en el clavo.
ResponderEliminarComo dices la clave está en la hipocresía del ser humano que no tiene límites. Es duro, tus palabras se clavan en cada poro de mi piel, no hay derecho a este sufrimiento. Sólo nos queda no callarnos y gritarlo como lo estás haciendo. Espectacular!
ResponderEliminarEste mundo, el nuestro, es muy complejo y lleno de múltiples intereses que no dejan ver la realidad o que no interesa verla. Pobres criaturas ya nacidas y que no importan. Está muy bien descrito hermana
ResponderEliminarBonita manera de luchar contra las injusticias, ojalá todos encontremos la manera de aportar nuestro grano de arena, haciendo de este, un mundo mejor.
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