Otro
San Valentín sin alegría.
Pocos
en mi vida,
algunos
ni recordarlos.
Es
una tradición inventada
para
que vuelen los regalos,
pero
ha calado hondo,
como
a veces ocurre
por
algún sortilegio.
Son
las personas que aman
o
las que quieren amar.
Ya
no me roza.
Al
conocerte,
haciendo
crepúsculo mi vida,
quise
amarte.
No
me has dejado,
solo
has sido una estrella fugaz.
Quizás
no eres polvo en oro,
solo
brillo sin valor,
baratija
barata.
Otro
San Valentín sin alegría,
pero
si un ramo de flores
llama
ese día a mi puerta,
la
abriré.
Triste pero precioso también, como siempre me encanta leerte.
ResponderEliminar