martes, 8 de febrero de 2022

UN LLANTO DIFERENTE

 



 






Cuando el corazón llora

sus lágrimas de sangre,

son un dolor que ni en el cielo

ni la tierra, tienen consuelo.

Las lágrimas que mojan

nuestras mejillas

encuentran suaves pañuelos,

o cálidos labios, manos amadas,

o el sentido abrazo

de un pequeño ángel,

o tal vez nos baste

con la luz que alumbra

El corazón  no posee esos remedios.

Está oculto en los pliegues del pecho.

En nuestro devenir diario,

hay que fabricar una llave

que lo cierre a cal y canto,

y que por bendita magia,

se vuelva paraguas

que impida que nos salpiquen

sus lágrimas de sangre.

3 comentarios:

  1. Que bonito y sentido poema! Besos

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  2. Qué hermosura. Cómo describes los sufrimientos de la vida y cómo tratamos de protegernos de tantas penas. Magistral, como siempre.

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