Brilla tanto este cielo.
que sin mirarlo
duelen los ojos.
Las gafas oscuras
son sus únicas guardianas.
El Sol te quema entera,
no figuradamente.
Buscas la sombra de los
escasos
árboles que están dejando,
como si fuesen oasis.
Este calor no se puede
resistir.
Esta ciudad lo conocía
bien,
pero ahora nos van a desertizar.
A los capitostes del mundo
parece no importarle,
Está dicho:
deben tener algún pacto
aunque se den golpes de
pecho
y sean unos meapilas, o no.
La conciencia no les
molesta.
Como no les duela el
bolsillo
seguirán sin hacer nada.
¡Salvad el planeta!
y dejad de poner parches
como los contenedores.
Si la gente no puede obligarles,
que la citada ira de Dios
les alcance por completo
antes que derritan mi
ciudad,
mi país y a todos.
Ni el cielo puede mirarse.