Qué largas las noches
de ausencias.
Cuando tus sombras te dicen
que no tienes nada que extrañar.
Ni la vista quiere ver
figuras antes añoradas.
Ni hacen falta palabras.
El horizonte está hueco.
Palpas que fueron espejismos.
Solo hubo impulso,
sin motivo real.
Y en la oscuridad nocturna,
tan renegrida, las alas
sabes que no volarán.
Los pies sobre la tierra,
horas vividas sin formas precisas.
Noches eternas.
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