(Nervión - Sevilla)
El Crucficado,
con todo su dolor,
dobla la esquina.
Debajo los hermanos
costaleros lo dan todo.
No sé si soy creyente.
pero me ha dado un vuelco
el corazón que se mueve
al son de los tambores.
Detrás muchos nazarenos,
todos iluisonados
hasta que entre mecidas
imposibles de describir,
aparece el paso de palio.
La preciosa imagen,
que ríe y llora su pena,
porque el fervor de la multitud
hace florecer una sonrisa.
Son los pasos de mi barrio.
En su día la Macarena,
no olvido tampoco esa emoción.
Pasan los años, pasa la vida,
no puedo ver ya
las sesenta hermandades
en las calles de mi ciudad,
pero a esta cita nunca falto,
hasta que mis ojos
dormidos para siempre,
no puedan volver a abrirse.
Que bonito te ha quedado hermana.
ResponderEliminarPrecioso M. Carmen. Como no sentirlos si nos hemos criados juntos y cada año ansiábamos verlos en la calle acompañados de la multitud.
ResponderEliminarMuy bonito y sentido
ResponderEliminarQué bonito, M Carmen. Aunque no sabes si eres creyente o no, la emoción que describes que sientes tiene que ver con la gran sensibilidad que manifiestas siempre en tus poemas y con el gran corazón que tienes. Enhorabuena.
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