Cada día, espero tu llamada.
No sé si la deseo.
En mi mente te veo,
mi corazón no quiere verte.
Contrasentidos del fluir de la vida.
Hoy lo necesitas, mañana, no.
Lo quieres y lo repudias,
todo al mismo tiempo.
Sabes que los minutos,
las horas, los días, los años
se fueron y ahora
juegan en tu contra,
pero siempre existe
un pequeño hálito
de alegría en las miradas,
en los encuentros,
en las caricias.
Cierro los ojos
y me dejo mecer.
Mañana tal vez
ya nada importe.
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