Sevilla.
Días de feria han llegado.
Hay años duros como este
que no puedes celebrarlo
y que no lucen tus manos
ni manzanilla ni castañuelas,
ni tu cuerpo traje de faralaes.
Las circunstancias mandan,
mandan demasiado
y nadie logra remediarlo.
No veré sus multicolores
farolillos encendidos,
ni me moveré con el ritmo
del cante por sevillanas.
Ni pasaré por debajo
de su monumental portada.
Disfruté muchas,
algunas más que otras.
Ahora me toca esperar
muchos días para de nuevo
oír esos sones de delicias
al pasearme debajo de
mi cielo azul o estrellado.
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