la pereza es mi dueña,
llamo al esfuerzo y consigo
arreglarme.
Salgo como todos los días
camino de mi cautiverio
esa oficina carcelaria.
Almuerzo solo como todos los
días,
una mosca me molesta
como todos los días
Vuelvo al aburrimiento
nada nuevo, todo igual.
El desgranar de los minutos
se clavan en mi sien.
A la hora en punto
cruzo de nuevo la puerta
como todos los días.
El bus de siempre.
Mi piso sin vida.
Enciendo la tele, algo de
compañía.
Me pongo el pijama,
cojo la tablet.
Ha sido otro día como tantos,
con el sentimiento de ver
pasar la vida
como pompas de jabón.
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