Ardió una chispa
y se abrió el averno.
Un combustible,
disfraz de la muerte,
aliado con un viento
enemigo sin saberlo,
lo quemaron todo.
convertidos en antorchas
caían en grupos.
La tierra calcinada
gritaba de dolor.
El fuego avanzaba
burlando los chorros
de los ángeles.
vestidos de amarillo,
héroes de cada día.
Los pájaros de acero,
lloraron copiosamente,
y en un duelo de poder,
vencieron el imperio de llamas
que murió matando
tantas vidas verdes.
esclavos de turbios intereses,
compradores
de conciencias sin latidos,
se frotaban las manos.
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