jueves, 21 de octubre de 2021

EL AGUANTE SE EVAPORÓ

 





 






Tus camisas planchadas,

ordenadas en los cajones

como filas de soldados.

La comida en la mesa

puntual como el té inglés.

Tu agradecimiento inexistente,

unas palabras perdidas,

más de una exigencia,

algún exabrupto.

Cada rato, cada día.

Todos los días

desde nuestro enlace.

Por fin he abierto los ojos

dejando huir a las lágrimas.

He preparado tus maletas

en la misma entrada.

Tu egoísmo, tu egolatría

no daba crédito.

Y he dado el mejor

portazo de mi vida.

 

 

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