La Luna me engaña
y yo la dejo.
Me guiña y me dice
que tú también piensas en
mí.
No lo haces,
pero le devuelvo el guiño
latiendo en mi pecho.
Ella me alumbra creando
un halo de posibilidades
donde eres el centro,
mi centro del Universo.
No estás ni en un lado
chiquito.
Y me dejo inundar de esa
luz
que hace bello mi sentir.
Me sigue los pasos
como signo de que llegará
el día que tú los sigas.
Ni en otra galaxia,
pero miro atrás fingiendo
verte.
Es nuestro juego.
La luna sabe que tú no
estás en mis días,
más su claridad y su sombra
me cuentan que no estoy
sola.
Me gusta leerte porque exprimes lo que describes y gozo como lo dices. Besos
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