La princesa está triste,
al revés sería mejor,
la gente está triste
porque aún existan
princesas
El cuento es así
porque solo es un cuento.
Está triste la princesa
por el paso de los años
que corren sin parar.
Ve a su soñado príncipe,
con el cabello medio cano,
la espalda algo vencida
y sus ojos afligidos.
En su angustia,
no sabe el santo y seña
de esa tristeza.
Adivina que no es por ella,
no se pertenecen
y se muere por saber
el motivo o los motivos
de esa melancolía.
El príncipe calla,
habla poco.
La próxima luna
que se vean
luciendo el sol,
le gustaría adivinarlo.
El príncipe no es
nobiliario
lo es por sus benditas
manos
que hacen mucho bien
La princesa que lo ama
sin podérselo decir,
sigue y sigue sin saber
por qué su mirada es
triste.
Y aquí acaba el cuento,
porque cuando alguien
calla,
solo el viento responde.