Llegaron los días
que parecen no se fueron,
donde el Sol echa fuego
como si de un monstruo
ardiente se tratase.
Ni casi respirar se puede
y cada día empeora.
Es la rebelión
del planeta Tierra
por las heridas que sufre.
Mientras, hombres trajeados
e en despachos, fresquitos
lo ignoran
No pasa nada.
Tienen el remedio, no lo
usan,
parece que posean
plazas ya en otra galaxia,
o cuenten conque
no les quede mucho.
¿Y a sus descendientes?
A las cinco de la tarde
el calor es inmisericorde
en esta parte de la Tierra,
sin decir su nombre,
no hace falta,
pero se suda la gota gorda,
y muere gente.
La incertidumbre
del mañana es bien negra.
¡Ruines culpables!
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