A veces, algunas tardes,
cuando el Sol se va a
ocultar
tras el horizonte,
como ladrón sigiloso que
huye
sin importarle nada, pienso
en mil cosas.
Miro mi imaginaria bola de cristal
y no me dice nada,
no puede,
ni yo romperla.
Seguiré deseando saber
muchas cosas.
Algunas tardes,
antes que el sol se apague.
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