Nació bien temprano
una rosa blanca,
pureza y candidez.
Al mediodía el Sol
la volvió anaranjada,
esperanzas y quimeras.
En el zenit, fue roja
pasión
que duró menos
que un breve suspiro.
Más tarde, fue amarrilla,
desengaños y traiciones.
Al atardecer, morada,
contando despacio
las experiencias.
Al anochecer fue negra
tan negra como su futuro.
Reflejo de los pasos
de la existencia
como bola de cristal.
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