¿Qué te voy a escribir
que no te haya escrito ya?
Que te quiero sin querer,
que no tengo edad propia
pero me importa
menos que una flor marchita.
Qué necesito tus miradas,
que no tienes gracia
y a mí me la haces,
que tus manos son suaves
de natural, adrede
no te las pueden igualar,
que con tu amistad me basta.
La verdad, es que eres un
poco
hijo de la verdad.
Verdad que me está matando
y que me tendrá que resucitar
porque si cambian las tornas,
lo mismo te vuelvo la
espalda.
Se quiere lo que se nos
niega
y rara vez apreciamos
lo que es voluntad cumplida.
Una mañana diferente,
una tarde colmada,
o la mejor noche de todas
Sueños reales como pavos
cuando abren sus plumas.
¿Quién nos entiende,
si hasta el espejo
nos devuelve una vaga mirada?.
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