Caminaba despacio
mirándolo todo.
Es el mes de diciembre
el más festivo del almanaque.
A mi lado, el vacío,
desde hace tiempo.
No tenía prisas,
olía a castañas asadas
como todos los inviernos.
Las luces eran el gorro
que me cobijaba,
veía pasar los cometas
con sus colas de colores.
Lo que no veía,
era esa cara que extraño
sin saber por qué.
Y pensaba en el año
que ya está ahí de puntillas.
Seguí caminando,
mirándolo todo y soñando
con los ojos abiertos,
solo en buenos deseos,
con el anhelo de que la nieve
al derretirse lo haga posible.
Sea fantasía o no, es real lo que expresas. El deseo es real. Hermoso tenerlo presente
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